Fuente: IGN ESPAÑA


CRÍTICA | ADRIANO PARRILLA


Dirección: John Huston

Reparto: Carole Laure, Daniel Massey, Max von Sydow, Michael Caine, Pelé , Sylvester Stallone

Título en V.O: Escape to Victory

Nacionalidad: USA 

Año: 1981 

Duración: 117 minutos 

Género: Bélica 

Color o en B/N: Color 

Guión: Yabo Yablonsky, Evan Jones 

Fotografía: Gerry Fisher 

Música: Bill Conti


Sinopsis: Durante la Segunda Guerra Mundial, un oficial alemán propone organizar un partido entre prisioneros de guerra aliados y un equipo de la Wehrmacht. Poco a poco, van creciendo deportivamente y además trazan un plan para escapar de la prisión. 


¿Qué pasa si combinas cine de culto y fútbol? Pues consigues crear una película como Evasión o Victoria. Estrenada en 1981, aprovechando que se está jugando la Copa del Mundo y que el histórico Pelé fue uno de sus protagonistas, recordamos la que ha sido no solo una de las grandes películas del deporte rey, sino además sobresaliente como drama bélico y de fuga de cárceles. 


Para su película, John Huston emplea el fútbol como un pretexto. No deja de ser el hilo argumental, pero tampoco de ser un pretexto para mostrar la vida en las prisiones durante la Segunda Guerra Mundial. Con una ambientación especialmente buena, nos localizamos en un campo de prisioneros británicos en la Europa Occidental. El argumento en sí podemos dividirlo en dos partes; el balompédico y el de la evasión. 


En el primero, Karl Von Steiner (Max Von Sydow, el cura de El exorcista) un oficial alemán y exjugador de la selección reconoce a Colby (Michel Caine, el mayordomo de Batman en El caballero oscuro), un jugador del West Ham que ahora es prisionero de guerra. Amante del deporte, el oficial nazi le propone organizar un encuentro amistoso entre un combinado compuesto por alemanes y otro por prisioneros  para subir la moral de la prisión. No obstante, esto llega a oídos de su superior, que ve el partido una oportunidad para mostrar la superioridad aria sobre el enemigo y organiza un evento multitudinario en el Stade de Colombes (dónde Italia ganó el mundial de 1938). Colby presionará a los alemanes para reclutar a jugadores, mejorar sus condiciones y dar espectáculo el día del partido. Con “actores” de la talla de Pelé, Bobby Moore, Osvaldo Ardilés, Deyna, John Wark o Van Himst desde luego que el partido iba a ser entretenido. 


Mientras tanto, alejado de la influencia del esférico, Robert Hatch (Sylvester Stallone, quien interpreta a Rocky Balboa) va a planificar junto a oficiales británicos una evasión de la prisión. Para ello deberá estar dentro del conjunto aliado, pero al ser realmente malo el capitán Colby decide ponerlo primero de masajista y luego de portero. De hecho, Sylvester Stallone, quien asume el rol de protagonista, confesó no haber chutado ni parado nunca un balón. Pese a estar en la cresta de su carrera, tuvo que hacer grandes sacrificios, como adelgazar para parecer un prisionero o aprender a actuar de portero (con costilla rota de por medio). Finalmente, se “fichó” a un doble que hiciese las escenas del partido y se le concedió el deseo de parar un penalti (aunque él quisiese meter el gol definitivo). Aparte de su papel dentro del fútbol, Robert Hatch tendrá una trama paralela donde se fuga de la prisión, se enamora de una mujer y planifica la evasión de los jugadores… en la mitad del partido. Por lo que los futbolistas deberán decidir si dar la cara y ser profesionales o huir


Aunque no solo lo superficial está acertado, si observamos con profundidad la película podemos captar la mentalidad de ambos bandos. Los prisioneros, obsesionados por fugarse, aprovechan cada oportunidad para lograrlo de una forma muy organizada; por otro lado, vemos a los nazis con una mentalidad de superioridad y de astucia propagandística. También la película refleja su ideología acerca de los territorios conquistados, mientras que Occidente es tratado con cierto respeto, Oriente está sumido en la más profunda repulsa. Y los franceses son presentados como un pueblo orgulloso que actúa contra el enemigo en la clandestinidad. Es decir, a través de una película presentada cómo futbolística, podemos aprender mucho más


Y no es totalmente una película de ficción. En 1942, con la ocupación nazi de Kiev, un panadero reconoció entre los prisioneros a su ídolo: el portero del Dynamo, Trusevich. Josef Kordic (el panadero, que era de origen alemán) le pidió al cancerbero reclutar al resto del equipo y a cambio les dejaría trabajar en la panadería. Así fue como se creó el FC Start, un equipo que batió en los terrenos de juego al ejército alemán hasta en siete ocasiones… algo que no fue tolerado. Consecuencia de las victorias y un posible auge en la moral, los jugadores fueron arrestados y enviados a campos de concentración. Históricamente será conocido como El partido de la muerte.


Nada más ver juntos en una misma película grandes actores acompañados de futbolistas históricos, sobre todo el gran Pelé, merece la pena ser vista si realmente te gusta el fútbol. Anecdóticamente, quien no tiene buenos recuerdos del brasileño debe ser Stallone, quien se apostó mil dólares a que le pararía la mitad de diez penaltis y acabó sin parar ni uno y con una costilla rota. Por otro lado, la filmación del partido es sobresaliente. Se trata de una secuencia de más de media hora en la que el director consigue transmitir la pasión que se vive en el fútbol. La estética retro, del fútbol de los años cuarenta, es espectacular. El estadio, terreno de juego, sonido del balón, forma de atajar, regatear y celebrar goles. El ambiente, con una escena donde el público canta La Marsellesa, está perfectamente ejecutada. A pesar de tener cuarenta años, estamos ante una de las grandes escenas de un partido de fútbol filmada en la historia. Te permite el lujo de ver a las antiguas estrellas del fútbol y conocer la vida en un campo de prisioneros de la Segunda Guerra Mundial. Todo esto acompañado de una trama sencilla, aunque interesante, en la que van a intentar escapar de la prisión. 

 

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